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DON JUAN TENORIO

 

UN CAMINO DESDE 1984 HASTA 2014



Nuestra colaboradora ROMINA FLORENCIA CABRERA, nos invita a reflexionar.

En estos tiempos actuales, en que la Internet ya es parte de nuestra vida prácticamente, las cuestiones relacionadas con la Intimidad, privacidad y protección de datos, se hacen cada vez más presentes y cobran vital importancia.

Hace poco leí un libro muy interesante, que me llevó a reflexionar sobre como las sociedades pueden ser controladas sin la percepción de sus ciudadanos; y como la información y los datos personales son los elementos de más valor para intercambiar (como antes podía ser el oro e inclusive el dinero o activos financieros). Quien controla la información tiene el poder; y los medios para conservar ese poder e inclusive aumentarlo a su propio beneficio (puede ser a favor de un grupo con fines benignos; no estoy elaborando un juicio moral, solo describiendo una conducta humana).
El libro en cuestión es “1984”, escrito por George Orwell en 1948 ( el título es inverso; trató de expresar en su libro como él imaginaría la sociedad del futuro).
George Orwell fue un escritor británico. Estudió en el Colegio Eton y luego formó parte de la Policía Imperial Inglesa en Asia, experiencia que lo llevó a escribir Días en Birmania (1934).
Vivió varios años en París y en Londres, donde conoció la pobreza; de este difícil período de su vida nació su novela Sin blanca en París y en Londres (1933).
Sus experiencias como colaborador de los republicanos en la Guerra Civil española (Orwell era socialista) las recogió en su interesante libro Homenaje a Cataluña (1938). Durante la Segunda Guerra Mundial formó parte de la Home Guard y actuó en la radio inglesa. En 1943 entró en la redacción del diario Tribune, y después colaboró de un modo regular en el Observer. En este periodo escribió muchos de sus ensayos.
En general, toda su obra, incluida esta primera etapa y las posteriores sátiras distópicas, reflejaron sus posiciones políticas y morales, pues subrayaron la lucha del hombre contra las reglas sociales establecidas por el poder político. Sus títulos más populares son Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949), ficciones en las cuales describió un nuevo tipo de sociedad controlada totalitariamente por métodos burocráticos y políticos. Ambas se enmarcan en el género de la literatura antiutópica o de sátira de las instituciones.
La segunda lleva como título el año en que se ubica la acción: 1984. En ella imaginó una ficción muy pesadillesca: un mundo regido por grandes potencias, Eurasia, Oceanía y Asia del Este. El personaje protagónico, Winston Smith, es un funcionario del «Ministerio de la Verdad», entidad encargada de controlar la información; conoce a Julia y comienzan una relación amorosa; luego tratan de luchar contra el poder de «El Gran Hermano» (sucedáneo del Máximo Líder político), «jefe de la Hermandad» (representante del Partido en la política real), y se ven arrojados a las peripecias propias de un Estado totalitario moderno: la mirada policial que lo penetra todo, incluso la intimidad.
En tal sociedad el lenguaje es adulterado por el poder para distorsionar los hechos, o más exactamente, para crear una nueva realidad artificial; los sentimientos, al igual que los placeres (incluido el sexual), están prohibidos. Smith y Julia tratarán infructuosamente de cambiar las reglas de juego, en un mundo donde el lavado de cerebro, el soborno, el control y la manipulación de la verdad son las claves del totalitarismo perverso previsto por Orwell, características y modos que poco después serían habituales en numerosos países. Smith termina por convertirse en traidor, atrapado en la red de la estructura socia[1]
En la ficción de la mente de su creador, el gobierno está formado por cuatro Ministerios:
  • El Ministerio del Amor (en neolengua Minimor) se ocupa de administrar los castigos, la tortura y de reeducar a los miembros del Partido inculcando un amor férreo por el Gran Hermano y las ideologías del Partido.
  • El Ministerio de la Paz (Minipax) se encarga de asuntos relacionados con la guerra y se esfuerza para lograr que la contienda sea permanente. Si hay guerra con otros países, el país está en paz consigo mismo. (Hay menos revueltas sociales cuando el odio y el miedo se pueden enfocar hacia fuera, como señala la psicología social).
  • El Ministerio de la Abundancia (Minidancia) encargado de los asuntos relacionados con la economía y de conseguir que la gente viva siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento.
  • El Ministerio de la Verdad (Miniver) se dedica a manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo (incluyendo fotografías, libros y periódicos), para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia, mantenida por el Estado.[2]
Por supuesto, la descripción es totalmente ficticia; pero se pueden imaginar formas de control ciudadano mediante la psicología social y liderazgo de las masas, puestas en práctica por diversos gobiernos o corporaciones; como también técnicas de vigilancia masiva mediante tecnologías avanzadas.
El final del libro es trágico para mi gusto pero atrapante: Smith y Julia se separan; no han sido los mismos después de que los han sometido a torturas por querer revelarse y tener pasamiento propio. Su amor ha sido extinguido: tal vez si, tal vez en los profundo de sus almas no, se amarán para siempre. Pero finalmente, mientras estén vivos, en lo único que pensarán es en la realidad que los envuelve; la única verdad que existe y debe existir. Tal vez, la muerte sea la única cosa certera que poseen.
Dejando de lado la brillante prosa de Orwell, creo que no es imposible que este mundo descripto pueda llegar a ser real, si no se toman los recaudos necesarios desde todas las áreas interdisciplinarias posibles (obviamente voy a hacer hincapié en el Derecho, mi rama ). Si todos los actores sociales no toman conciencia de la verdadera importancia del cuidado de la información personal; de si imagen, de sus derechos y obligaciones en cuestiones de privacidad e intimidad, llegará un momento en que ya ni siquiera existan…cada ciudadano será controlado por un aparato estatal o corporativo, para ser nada más que un elemento de consumo y útil al sistema. No como un ser individual, único e irrepetible, con el valor, respeto y dignidad que posee la persona humana (Tratados de DDHH), ciudadano en una sociedad democrática y republicana.
El “Big Brother”, el Gran Hermano que todo lo vé, es en el libro un Dios Pagano, el Jefe del Estado a quien nadie ha visto, que controla a todos los ciudadanos, infundiendo confianza pero también temor para mantener su poder. Tal vez no exista..sea una creación de la propaganda estatal. Pero el amor real entre las personas ha sido reemplazado por el amor al Gran Hermano.
Hace algunos años se popularizó el programa de TV “Big Brother”; un grupo de personas encerrados en una casa, conviviendo entre ellas y exponiendo su intimidad. Tuvo gran repercusión en todo el mundo. Yo le he mirado algunas veces, y me pareció curioso como experimento sociológico: ver como al principio los integrantes de la casa cuidaban sus datos y su imagen; y con el correr del tiempo ya su vida era parte del show televisivo con total naturalidad. Las relaciones y reacciones entre los integrantes del grupo eran muy curiosas: alianzas, amistades, enemistades….todo expuesto ante millones de espectadores. En realidad, creo humildemente, es lo que sucede en toda interacción social. Pero ante la mirada de un Gran Hermano: cámaras y una voz de alguien anónimo. En un confesionario, contando los participantes ante un extraño sus más profundos sentimientos ( el Big Brother)…era casi místico. Y el público eligiendo al más popular entre la masa para que siga en el juego. En algunos países se tornó muy límite el juego….pero bueno, no dejó de ser un entretenimiento curioso. Hasta creo, les daba miedo el mundo exterior a los habitantes de la casa al final del concurso: se habían habituado a ese modo de vida, diferente al anterior.
No sé si la sociedad futura llegue a ser como en 1984. Pero si podría llegar a poseer algunos puntos comunes, si la ciudadanía no toma conciencia de la auto administración de la información personal; de sus Garantías Constitucionales y DDHH en el entorno digital; y principalmente, de su posición como ciudadano en una sociedad con valores democráticos: el pueblo es el verdadero soberano que elige a sus representantes para que gobiernen en su nombre.
[2] Sitio web: http://es.wikipedia.org/wiki/1984_%28novela%29

Comentarios

  1. Excelente análisis!.. el relato, nos transporta a una sociedad apocalíptica que rebasa la imaginación patológica y que sin duda, la Dra. Romina Cabrera, nos provoca una inexorable reflexión sobre la nueva sociedad digital disruptiva que vivimos en el fenómeno de la mundialización, resaltando la preocupación de la autora de rescatar los valores sociales imprescindibles para la convivencia social y pacifica. Congratulaciones.

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