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RECITAL DE POESIA EN VILLAVERDE

 

¿DE QUÉ ESTAMOS PRIVANDO A NUESTROS HIJOS?


Tema para reflexionar por Cristina Sánchez Vivanco 
Profesora de Educación Infantil

Ya es Navidad y con ella llegan las compras y algún quebradero de cabeza: los regalos para los niños. Para empezar  sería bueno hacerse una pregunta ¿De qué estamos privando a nuestros hijos?
En los  paseos por mi ciudad hay una estampa que se repite y que me llama la atención: el niño pequeño sentado en la sillita con un móvil en sus manos mientras el padre o madre le lleva de un lado para otro con sus quehaceres. Un niño centrado en la pantalla, aislado de todos los ricos estímulos que le ofrece el barrio, agarrando su juguete, el móvil.
Si voy a tomar algo en un bar o a comer en un restaurante la estampa es  muy parecida,  niños sentados en la mesa con la  tablet, una vez más, ignorantes de la realidad que gira a su alrededor, las conversaciones o la misma comida, con sus colores, sabores y aromas.
De esta manera nuestros niños solo  piden el paso rápido, acelerado,  de  imágenes en  su pantalla, no les gusta lo que ven, pasan a otra imagen, no saben qué  hacer con el reto que se les propone , pasan a otro, se cansan, pasan a otra imagen, y así sucesivamente, incapaces de mantener la atención, abstraídos, hipnotizados, idos, silenciosos. No hay niños.
No, no estoy diciendo que haya que estar al margen de las nuevas tecnologías, pero sí revindicar un término medio. Un niño que está mucho tiempo delante de una pantalla es un niño que no trabaja la atención con las consecuencias que esto trae en el campo escolar, el lenguaje queda empobrecido, las relaciones sociales quedan relegadas, la creatividad se ve mermada, las habilidades manipulativas atrasadas. Y no debemos pasar por alto las consecuencias de una población infantil sedentaria, tales como la obesidad, destrezas motoras, interrelación entre sus iguales, tolerancia al fracaso, deportividad, solidaridad y competencia.
Los mejores regalos están en la escucha tranquila y atenta de ese cuento que lee el padre o madre, donde la imaginación del niño vuela, momento en que se siente cercano y querido por el adulto que le regala su tiempo. En el rincón de libros de su habitación, siempre a mano, para que pueda deleitarse pasando las páginas. En las construcciones con las que con habilidad manual y  paciencia construye esos castillos, casas o carreteras que
ha visto y que quiere reproducir. Los coches o muñecas con los que se recrea y exterioriza conflictos y reproduce roles. Los disfraces con los que se pone en el papel de otro personaje y su fantasía vuela a historias que conoce o inventa. En los puzles, rompecabezas, retos a abordar con paciencia y tolerancia. En los ratos del parque con la bici, los patines, el balón o la cuerda, moviéndose, gritando de felicidad porque comparte estos momentos con otros niños o con la familia. 
La compra de regalos para nuestros niños no debería ser un quebradero de cabeza, realmente es tan sencillo… y es que las necesidades de los niños son muy sencillas.

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